viernes, 5 de septiembre de 2008

Buscas la perfeción cuando ni tu misma la tienes


Pensaría que estaba loca. Loca por querer deshacerme de ese ruidito que tanto me gustaba y que, a toda costa, intentaba evitar. Pero, es que, si me acostumbraba a él y me encariñaba más aún, qué pasaría cuando desapareciera. Qué pasaría cuando la caja de música se rompiera y no pudiera borrar el sonido de mi cabeza, eso sería aún peor, porque ya sería tarde. Era entonces cuando me miraba y se reía. Y decía “entonces conmigo harás lo mismo. Te irás para no cogerme cariño porque algún día nos separaremos” me besaba la frente y echaba una carcajada. Ahora lo comprenderá, que era cierto, que él y el sonido de aquella cajita desaparecieron. Y sí, lo sigo recordando. Ahora al menos la ausencia será menor. Y mientras, yo me engaño. Que los recuerdos no se olvidan. Que es una idiotez. Que las cosas nunca terminan, porque siempre permanecen en los sueños. Como aquella cajita, como aquel sonido, como aquella voz y aquellos besos.

2 comentarios:

Raúl dijo...

Creo que nuestras conversaciones socavan tu espiritu.

Un beso, nena

Anden18 dijo...

Jajaja. Yo creo que me hacen pensar demasiado, y eso no es bueno :P