
Cabizbaja y mirándose lo pies, como siempre hace, como siempre anda. Pensando que el único día que mire hacia delante sea porque esté él, porque haya vuelto. Y no lo sabe, lo ignora, que así no se consigue nada. Sin prestar atención a su alrededor, como los huracanes, que caminan sin pensar que hay a su paso.
Sentada en el rincón de siempre, en su mente, entre los resquicios de una ventana cerrada. Como ella, cerrando los ojos, pensando, imaginando, recordando. Recuerdos que se clavan en su mente como espadas hambrientas de dolor. Y también en su alma, recuerdos que se clavan en el alma como finas agujas de nostalgia avivadas por sus pensamientos. Lágrimas.
¿Y ahora? Sonríe. Ya lo sabe, que así no se consigue nada. Y sonríe porque se lo merece, y lo sabe. Porque aunque sigue recordando, ya no duele. Ya no hay espadas ni agujas que la obligan a mirar al suelo. Ahora sí, ya lo ve. Que el mundo no son solo él y ella. Que hay más personas. Sonrisas. Que mañana saldrá el sol por su ventana y abrirá los brazos al viento. Miradas.
Volverá hacerlo, porque se lo merece. Sonríe. Vale la pena ser feliz.
1 comentario:
Yo quiero un camión :)
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